Hipócrates (Grecia, 460-377 aC) decía: “De todos los componentes de nuestros humores (nota del editor: nuestros fluidos corporales), es el ácido el que tiene las repercusiones más dañinas”. ¡Ahora se suman las publicaciones científicas más recientes! Llevamos mucho tiempo hablando del equilibrio ácido-base como una cuestión de salud, descubre su impacto en la calidad de la piel.
¿Qué es el equilibrio ácido-base?
El pH sanguíneo (potencial de hidrógeno) es una de esas constantes cuyo mantenimiento es sencillamente vital para el buen funcionamiento del organismo. Varía poco, entre 7,38 y 7,42. Por debajo de este rango hablamos de acidosis metabólica. Arriba, alcalosis. Este mecanismo de regulación permanente del pH involucra numerosos sistemas: riñones, pulmones, hígado-intestino y “amortiguadores” ubicados en el interior de las células sanguíneas. Sin embargo, estas ayudas no son infalibles y la capacidad de eliminar ácidos disminuye con la edad. La acidosis es, por tanto, el problema más común en términos de equilibrio ácido-base. El cuadro es amplio: puede manifestarse como aumento de la fatiga, debilidad muscular, dolor articular, ardor de estómago, alteraciones del ritmo cardiaco, caída del cabello, uñas quebradizas, desmineralización dental y daños renales.
¿Se siente preocupado? El pH urinario, que puede comprobarse fácilmente mediante tiras disponibles en las farmacias, permite el autodiagnóstico siempre que se realicen varias mediciones durante al menos 3 días consecutivos. ¿La prueba dio positivo? Sin pánico ! Contra el exceso de acidez, una simple adaptación de la dieta y del estilo de vida en sentido amplio permite la mayor parte de las veces restablecer el equilibrio.
Acidida y salud de la piel.
La piel es ante todo un órgano de protección y regulación, sobre todo de la temperatura. Pero éstas no son sus únicas funciones. Considerada un emuntorio por derecho propio, es capaz de eliminar el exceso de ácidos de su superficie a través de las glándulas sudoríparas y el exceso de mucosidad a través de las glándulas sebáceas. En resumen, el sudor contiene los mismos productos de desecho que los eliminados por los riñones en la orina. Cuando hay demasiadas toxinas de tipo ácido -también conocidas como cristales-, la piel ya no puede eliminarlas todas. La piel suele estar seca y se irrita con facilidad, y pueden aparecer afecciones cutáneas como eczema, psoriasis o eritema (enrojecimiento localizado). La acidosis metabólica también puede estar en el origen de los problemas de acné, ya que constituye un caldo de cultivo para la inflamación. Por último, la hiperacidez de larga duración provoca una pérdida de elasticidad de los tejidos conjuntivos (piel, pero también vasos sanguíneos). Es el caldo de cultivo de la celulitis.
La buena noticia, porque hay buenas noticias, es que al detener la acumulación de estas sobrecargas ácidas, los problemas de la piel pueden desaparecer por completo y la reparación de la piel es especialmente rápida.
¿Cómo implementar una dieta alcalina?
Durante la digestión, los alimentos que ingerimos a diario se transforman en sustancias que pueden acidificar o alcalinizar el organismo. Este efecto metabólico no tiene nada que ver con el sabor. Esta es la segunda buena noticia: la forma en que comemos puede influir mucho en los problemas cutáneos asociados a la hiperacidez. La PRAL (Carga Ácida Renal Potencial) es una medida del poder ácido de un alimento. Se calcula determinando los niveles de minerales ácidos (cloro, fósforo, azufre) y básicos o alcalinos (magnesio, calcio, potasio, sodio) presentes en 100 g del alimento en cuestión, teniendo en cuenta su coeficiente de absorción intestinal.
En la práctica, una dieta alcalina consiste en:
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limitar el consumo de carnes, lácteos y alimentos procesados con alto contenido de sal y azúcar;
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beber agua poco mineralizada en grandes cantidades (2 litros al día);
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favorecer los alimentos alcalinizantes que aportan las bases necesarias para neutralizar los ácidos (principalmente verduras y frutas), reservándoles gran parte del plato, especialmente a la hora de cenar;
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sustituir los cereales refinados (arroz, pasta, etc.) por alimentos ricos en hidratos de carbono complejos como la patata, el boniato o las castañas.
Estas medidas dietéticas no excluyen por completo los alimentos ácidos, ya que siguen siendo esenciales para las necesidades nutricionales. Para encontrar el equilibrio se puede considerar una proporción de 70% de alimentos alcalinos y 30% de alimentos acidificantes.
La siguiente tabla le permite orientarse con mayor precisión a diario:
Alimentos muy alcalinos | Berenjena, aguacate, remolacha, zanahoria, pepino, escarola, espinacas, nabo, boniato, aceituna negra, rábano negro, zumo de verduras, semillas germinadas, arándano, mora, uva, eneldo, cebollino, diente de león, canela, cúrcuma, albaricoques secos, dátiles, higos secos, pasas sultanas, espirulina, wakame. |
alimentos alcalinos | Alcachofa, brécol, apio y apionabo, champiñones, col, calabaza, calabacín, berro, haba, judía verde, lechuga, maíz, cebolla, chirivía, guisante, puerro, pimiento, patata, tomate, albaricoque, plátano, grosella negra, cereza, castaña, limón, fresa, grosella, kiwi, melón, naranja, pomelo, sandía, melocotón, pera, manzana, ciruela, ruibarbo, avellana, perejil, agar-agar, achicoria, jengibre, miso, soja, tamari, ostras, arroz integral, vino tinto. |
Alimentos neutros | Semillas de sésamo, semillas de girasol, aceite de oliva, mantequilla, aceite de aguacate, aceite de coco, aceite de colza, aceite de sésamo, aceite de girasol, miel, quinoa, té. |
Alimentos ácidos | Espárragos, coles de Bruselas, alubias blancas y rojas, almendras, coco, mermeladas, fruta en almíbar, cordero, claras de huevo, quesos (vaca, cabra, oveja), leche de vaca, cerdo, yogures, lentejas, pan integral, pasta blanca e integral, café, chocolate. |
Alimentos muy ácidos | Aceitunas verdes, cacahuetes, nueces, pistachos, jengibre confitado, azúcares blanco y moreno, carne de vacuno, bacalao, pavo, arenque, yemas de huevo, mejillones, parmesano, pollo, sardinas, salchichas, salmón, atún, trucha, ternera, harinas blancas e integrales, copos de avena, cebada, pan blanco, tapioca, mijo, zumos de frutas industriales. |
Como habrás comprendido, la dieta alcalina es la aliada de tu piel. Los complementos alimenticios y los cosméticos naturales pueden apoyar eficazmente este enfoque.
Dentro de nuestra gama Radiance, el Complejo Luminosidad (Cardo Mariano, Microalgas, Uva, Rosa Pálida) favorece la acción depurativa del hígado y la Crema Facial Luminosidad, rica en extractos de frutas (Frambuesa, Mango, Arándano), favorece la eliminación de toxinas.
Por último, recuerda que aunque una dieta rica en alimentos alcalinos es un pilar fundamental del equilibrio ácido-base en sentido amplio y, por tanto, de la buena salud de la piel, no hay que pasar por alto otros factores. El estrés, la falta de sueño y la falta de actividad física (infraoxigenación) también son fuentes importantes de ácidos. Así que cuídate, de la forma más holística posible.
Fuentes:
El librito del equilibrio ácido-base Hafida Alilou
Naturopatía para maniquíes Anne-Claire Meret y Anne-Marie Narboni
Cocina natural Marc Le Quenven y Cameil Kaundart